martes, 12 de abril de 2011

primera lectura

El docente como mediador
En el  proceso  de aprendizaje  hay una  realidad  que es insoslayable: y es justamente  que el mismo  puede ocurrir en cualquier lugar, inclusive donde nadie enseña y también pude no haber aprendizaje  a pesar de la enseñanza. Esto nos lleva a reflexionar y a preguntarnos ¿cuál es el lugar que el docente ocupa en el ámbito escolar?
No podemos ser  ilusos  y creer que siempre que el docente enseñe,  el alumno aprenderá  y debemos aceptar de antemano que existen  grandes posibilidades que dichos esfuerzo fracase, en ocasiones por limitaciones propias del profesor o por los imponderables que en el aula suceden, pero también es cierto el dicho popular :”cada maestrito con su librito”· Esto constituye al docente en un sujeto activo en el proceso de asimilar  y aprender nuevos conocimientos, un sujeto que no sabe todo sino que su conocimiento va evolucionando y aumentando en medida en que se esmera por incorporar lo necesario para volcarlo a sus alumnos.
Es tarea del profesor  - y no sencilla, por cierto- la selección como la utilización de las estrategias y métodos que sean apropiados en función a los propósitos que se perciben, como así también se torna dificultosa la selección de contenidos que pueden adecuarse a la realidad que el alumno vive.
Es así pues, que los docentes constituyen uno de los factores más importantes en el ámbito educativo. El docente se convierte en mediador de saber erudito y el sujeto que aprende, es quien transmite, es quien reproduce, es quien cambia y adecua el contenido con la finalidad de acercar al alumno a nuevos contenidos.
No existe un prototipo de docente ideal: ya sea enérgicos o no, aburridos o alegres, tradicional o transgresores, todos pueden ser eficaces en diferentes situaciones.
En toda situación de enseñanza existen  los llamados  mensajes implícitos y esto se vinculan directamente a la característica de los docentes, sus modos de enseñar y la relación que establecen con sus alumnos y es por ello que estamos en condiciones de aseverar que el profesor, además de enseñar contenidos es un transmisor de muchos otros mensajes, el modo de vestir, el modo de pararse, la forma de interactuar y comunicarse con sus padres,  también expresan.
Cada profesor tiene un modo de construir su identidad profesional, es decir que conforma su propia manera de ser docente, lo que requiere también  de un conocimiento certero de las opciones de enseñanza y de las posibilidades que ofrecen esas opciones elegidas.
Además es imprescindible que el docente pueda captar las necesidades de sus alumnos, conocer sus diferencias individuales y sus características grupales,  ya que dichos factores tienen una gran influencia en la eficacia, en la elección de una estrategia particular.

¿Qué significa poner el cuerpo?
Poner el cuerpo significa comunicar y sin comunicación no hay educación posible, por ello nos vamos detener a analizar que sucede en el salón de clase.
El proceso de comunicación didáctica resulta ser un caso particular de comunicación humana y este proceso comienza antes del aula. Los limites de enseñanza y aprendizaje no terminan tan solo a la escuela; sino que va mas allá  y en este proceso confluyen lo económico, social, político, histórico y cultural de los sujetos. Es así que el practicante tanto necesita poner el cuerpo para planificar sus clases y ponerlas en acción es por ello que en este nuevo rol [2]asumido toma consciencia de su nueva condición en la sociedad.
El poner el cuerpo implica también manifestar con el cuerpo y en el cuerpo los síntomas de la crisis que ocasiona la nueva función. Ya sea en el salón de clases como también en la institución donde desarrollara su tarea.
En síntesis la naturaleza compleja de enseñar no puede reducirse a una cuestión de manejo de habilidades, estrategias y técnicas       




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